Se publica la antología “Nueve novísimos poetas españoles”.
Los nocturnos soñados de Chopín,
Van Gogh de girasoles y delirios,
la Biblia y los astrólogos asirios,
las ondinas de Wagner por el Rhin.
Las claras aventuras de Tintín,
Los Trescientos que marchan al martirio,
el Gran Canal ardiendo como un cirio
y la Ciudad Prohibida de Pekín.
Éstos u otros -¡qué más da!- motivos
con nombre propio y letra VERSALITA
transforman el poema en un tiovivo
-el arte por el arte no palpita-
donde giran los muertos y los vivos
bajo una gran pagoda de uralita.
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