Muerte de Miguel Ángel.
Armadura de vigas y de sogas, escudo de poleas y tarimas, tras el muro entramado de maderas y escalas gravita la cólera del cielo. ¡Arrancad los postigos y los clavos! ¡Derribad los andamios y cortad las amarras eternas de la bóveda! Ábranse los espacios y la luz, hágase el tiempo y sea la materia, emerjan del color y de la forma la carne y el tormento, el éxtasis terrible de la Creación y los ángeles de músculo y pintura. Porque hay un brazo fuerte que derrota al Caos, porque hay una mano invencible que proyecta soles, porque un dedo de gloria ha concebido como medida y razón del Universo al Hombre ya no somos tierra, divino Miguel Ángel, ni furia del dibujo, ni polvo de Carrara, sino imagen de Dios, sustancia indestructible, alzada por magníficas trompetas.
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