La Diada.
Cuatro barras de gules cruzan el crepúsculo, festoneado por la cabecera azul de LA VANGUARDIA. Los dragones de forja, enroscados en las guirnaldas petrificadas de las fachadas, acechan los balcones encendidos, brillantes como acuarios. De los grutescos desciende a presenciar el duelo olímpico la fauna modernista de un país soñado, rambla abajo, camino de las aguas. Aprieta, Caballero, la lanza y quítame la vida, pues me has quitado la honra. Sobre las Arenas de la playa de Barcelona, -PLAZA DE TOROS- Don Quijote traza la Cruz de Sant Jordi frente al Caballero de la Blanca Luna. En la tarde sincopada los primeros papagayos del Nuevo Mundo revolotean por la plaza del Rei dibujando un trencadís azul y grana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario