San Saturio de Soria.
Oh Soria descarnada, roca pura, he venido del largo Mediodía a buscar mi linaje entre tus piedras por la laguna negra de la sangre y los cielos abatidos por el sol. Los caminos del alma son inciertos, inciertos los paisajes de la nieve, pero he cruzado la áspera meseta, noche oscura de trenes y ventiscas, hasta el altar seguro de mi estirpe. Aquí mi lengua pobre de pastores, mi lengua trashumante y balbuciente, endurecida y templada por la tierra dio el verso más alto de Castilla, la palabra en el tiempo como pan. Grises alcores, cárdenas roquedas... Aquí ha bajado Dios, rayo de luna, a los claustros salvajes junto al río, a los sillares iberos donde muge la cabeza pretérita del toro. ¡Oh Soria solitaria sobre el Duero, soy García otra vez entre tus muros!
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