Expulsión de los judíos
de España.
Desdichado el que honra a Yahvé en Sefarad: los niños
que no hayas crucificado lapidarán tus acémilas y las mujerzuelas
arrojarán carne de cerdo a tu paso. No ploreu més el temple que fou
enderrocat: los cabalistas de Gerona recitan tablas desesperadas de
logaritmos y el Crupier extrae los números de la Torah: 1,4,9 y 2, rien ne va plus! Bajo la última capa de cal la ruleta de David se detiene en las
juderías de Aragón y el Gran Inquisidor descarga su báculo conversor en las
aljamas de Castilla. Las tribus marchan al destierro por la terrible estepa
castellana, el camino reservado para los vasallos buenos: Don Rachel e
Vidas a Mio Çid besaronle las manos ¿Ó sodes, Raquel e Vidas, os mios amigos
caros? En los sótanos de las sinagogas los marranos escondidos
adoran a Yahvé y besan las monedas de la Corona de España alumbrados por un candelabro de
siete brazos delatores, pero el Dios de Israel aprueba al justo y aborrece al
impío. ¡Shalom!
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