Pacto de no agresión
Germano-Soviético.
El León de Inglaterra y el Gallo de Francia no
previeron el abrazo siniestro de los Osos. El Águila de Prusia había volado
insolente sobre los mapas acosando al Toro de Guernica con su pico de fuego y
sus garras de sombra terrible. Trituradas a martillazos, las cabezas de los
caballos españoles yacían degolladas por la Hoz bajo las zarpas del Tiranosaurio Rojo. Pero
la rapaz y el reptil hicieron nido y bebieron dulcemente la sangre de Polonia,
el nácar escarchado del Mar Báltico, la miel amarga y la leche agria de la Tierra Prometida.
Cuando los huevos del lagarto venenoso fueron picoteados por el ave de presa,
las fieras salieron de la madriguera para luchar en los bosques de Europa y los
humanos se encerraron en las jaulas de los zoológicos.
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