Erupción del Vesubio.
Noche de San Bartolomé.
Noche. Noche
reventada por el trueno. Frente al televisor mi padre imploraba de rodillas la
clemencia de Júpiter, pero los dioses habían huido y en todas las ventanas el
sombrero de copa de los conjurados destilaba la sangre de los Hugonotes. El
cielo ardía como un horno veteado de azufre camino del embarcadero. En la huida
escuchamos el aullido de los gladiadores cuyos huesos ardían al fundirse en el
hierro de las corazas. Las olas despeñaban las naves contra las rocas y las
arcas derramaban las perlas griegas en la bahía de Nápoles. Felix felat as: arribamos llenos de deseo, pero pronto tuvimos que
marcharnos: Narcissus fellator maximus. En Pompeya
hay ciento veinte casas de comida, cuarenta panaderías, dieciséis lavanderías y
treinta y cinco lupanares. Destillatio me tenet. En Pompeya hay una hogaza de pan carbonizada que no sirve para la
eucaristía de los Protestantes. Palabra de Google, amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario